Estemos claros, estas por el supermercado, hambriento y pasas por el mostrados de frituras y tomas una bolsa de papas fritas para ir saciando un popo el hambre mientras terminas de hacer el súper, y , aunque no vamos a decirte a que no lo hagas, si te mencionaremos a lo que te estás enfrentando.
Un mar de grasa: Aunque mucho se publicite sobre su mano factura, indicando que las patatas fritas van solo pasadas por el aceite, las cifras son otra cosa distinta. En un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se destaca que la cantidad de grasa que contienen las patatas fritas llega hasta un porcentaje del 34%, lo que supone un tercio de la bolsa consumida.
Malos aceites: Este mismo estudio menciona que los fabricantes usan y abusan de los aceites de palma y de coco, ambos se consideran poco beneficiosos para la salud, pero los cuales son muy económicos y fáciles de manejar. En la calidad global de la grasa, la OCU valora el porcentaje de grasas saturadas y de grasas trans, siendo estas últimas las más perjudiciales para la salud.
Alternativas: Lo principal es tratar de tener comida saludable a mano para recurrir a ellas en cada momento de debilidad. Tener un recipiente con frutas, una vasija con zanahorias y apios en el refrigerador, embaces con frutos secos son algunos ejemplos que te pueden saciar sin aportar tantas calorías ni componentes nocivos para la salud. También puedes optar por preparar quesos en conserva, que se prepara poniendo los quesos de tu preferencia en un pote de cristal, agregas aceite de oliva extra virgen y las hiervas aromáticas de tu preferencia, así solo necesitas un poco de casabe o pan tostado para acompañar. Lo importante es que estés consiente que esos pequeños cambios son muy significativo para la salud propia y de la familia